La Investigación Acción Educativa: ¿Qué es? ¿Cómo se hace? 

La Investigación Acción Educativa: ¿Qué es? ¿Cómo se hace?, de Jorge Rodríguez Sosa, es una obra que ofrece una guía clara, accesible y profundamente práctica para comprender y aplicar uno de los enfoques metodológicos más transformadores en el campo educativo. Este libro surge como un recurso fundamental para docentes, investigadores y estudiantes interesados en convertir su práctica pedagógica en un proceso reflexivo y mejorador, donde la investigación no es un ejercicio ajeno al aula, sino una herramienta para transformarla desde dentro.

Desde sus primeras páginas, Rodríguez Sosa establece con claridad los fundamentos teóricos de la investigación-acción educativa, distinguiéndola de otros enfoques metodológicos. El autor explica cómo este modelo, desarrollado originalmente por Kurt Lewin, se ha adaptado al campo educativo para convertir a los docentes en investigadores de su propia práctica, superando la dicotomía entre teoría y acción. Lejos de presentar la investigación como una actividad exclusiva de especialistas, propone que es un proceso inherentemente democrático y accesible para todos los educadores comprometidos con la mejora continua.

Una de las virtudes principales del libro es su estructura lógica y secuencial. Comienza con una conceptualización sólida del enfoque, pasando luego por la identificación de problemas educativos relevantes, la planificación del proceso investigativo, la recolección y análisis de datos, hasta llegar a la implementación de cambios y la evaluación de resultados. Cada fase del ciclo de investigación-acción se explica con ejemplos concretos, esquemas ilustrativos y preguntas orientadoras que facilitan la aplicación inmediata de los conceptos.

El texto también destaca por su enfoque crítico y reflexivo. Rodríguez Sosa no solo enseña *cómo* hacer investigación-acción, sino que invita al lector a cuestionar *por qué* es necesaria y qué transformaciones reales puede generar en el aula y en la comunidad educativa. El autor aborda con honestidad los desafíos que enfrentan los docentes investigadores: desde la falta de tiempo y recursos hasta las resistencias institucionales y la dificultad de romper con la tradición de la enseñanza como mera transmisión de conocimientos.

Otro punto importante es la atención al papel del docente como agente transformador. El libro muestra cómo la investigación-acción permite a los educadores recuperar su autonomía profesional, superar la sensación de desamparo frente a problemas estructurales y convertirse en protagonistas activos de la mejora educativa. Esta visión refuerza la idea de que la verdadera innovación pedagógica surge desde la práctica cotidiana, no desde reformas impuestas desde fuera.

El autor también dedica espacio significativo a la dimensión ética de la investigación-acción educativa. Analiza cómo este enfoque promueve la participación democrática de todos los actores educativos —docentes, estudiantes, familias— en la construcción del conocimiento, respetando sus saberes y experiencias. Esta perspectiva contrasta con los modelos tradicionales de investigación donde los sujetos son meros objetos de estudio.

En cuanto al estilo, el lenguaje utilizado es claro, directo y profundamente comprometido con la accesibilidad. Rodríguez Sosa logra explicar conceptos complejos sin caer en tecnicismos innecesarios, lo cual facilita su lectura tanto para docentes en ejercicio como para estudiantes de pedagogía. Además, incluye autoevaluaciones, ejercicios prácticos y referencias bibliográficas que enriquecen considerablemente su utilidad pedagógica.

En conjunto, La Investigación Acción Educativa: ¿Qué es? ¿Cómo se hace? cumple sobradamente su propósito: ofrece una guía completa y contextualizada para que los educadores se conviertan en investigadores reflexivos de su propia práctica. Por su claridad conceptual, su enfoque práctico y su compromiso con la transformación educativa desde la base, esta obra se convierte en una lectura indispensable para quienes creen que mejorar la educación no es cuestión de aplicar recetas externas, sino de cultivar una actitud investigativa permanente que permita aprender de la propia experiencia y transformarla en conocimiento colectivo. Una herramienta esencial para construir escuelas que no solo enseñan, sino que también aprenden y evolucionan constantemente.